martes, 3 de marzo de 2009

Cosquín rock 2009 bendecido por la lluvia.

La principal protagonista de la primera y segunda jornada del festival de rock en la Comuna San Roque (Córdoba) fue la lluvia, que a pesar de su insistente presencia no pudo opacar todo el brillo del rock que por allí desfiló.

La jornada del viernes y la del sábado 21 de febrero fueron bendecidas por la lluvia que visitó a la provincia de Córdoba. Dicen por ahí que todo lo que empieza con lluvia tiene buen augurio. Además, Todo parecía indicar que un festival de rock no es lo mismo sin lluvia. Eso quedó claro.
Un festival bien organizado, coordinado y diagramado tanto fuera como dentro del predio del recital: Desde afuera, los puestos al mejor estilo feria en las calles de La Comuna que los vecinos de la zona habían improvisado y que la lluvia incesante no permitía que se deje de improvisar: lonas, chapas, hacían de techo y de pared para aguantar la lluvia; vendedores ambulantes que encontraban el negocio vendiendo pilotines a $4 o $5; el dos por uno en cervezas cotizadas a $10; la presencia infaltable del Fernet; la oferta de remeras con el nombre del festival… y así, se sucedían largas filas de puestos que no dejaban de trabajar bajo el amparo de la lluvia. Hasta en el interior del predio con la venta de distintas bebidas; el merchandising oficial;la distancia que separaba a los distintos escenarios para que no se mezclen los sonidos entre unos y otros; los numerosos y limpios baños químicos y la puntualidad de las bandas al tocar.
El paisaje estaba encubierto… a lo lejos se observaban las sierras disimuladas entre la llovizna y la niebla... el lago San Roque era tapado por el gran escenario montado frente a él. Lo que no se disimulaba era el barro que bañaba todo el paisaje… largas cuadras de tierra conducían desde la improvisada terminal de micros hasta el lugar en donde se desarrollaría el recital. Un ambiente familiar y rockero: sonaban, desde las casas y puestos, Los Redondos, Intoxicados, Caballeros de la Quema, entre otros, haciendo de acompañamiento a la cuantiosa procesión que caminaba hacia el espacio destinado a una tarde-noche de rock. Un semi-estricto control policial y todos adentro.
Cerca de la 18.30, luego de la presentación de los rosarinos de Cielo Razzo, tocaron los Cafres, con un recital poco esmerado y pretensioso, que duró solo una hora.
A las 19.45 subieron al escenario los charrúas No te va gustar con “El oficial” haciendo de apertura. La muchedumbre al cantar, saltar y bailar con cada tema de la banda, pareció despertar del letargo que habían dejado los cafres. Un verdadero hervidero de rock que puso todo al asador apostando a su nuevo disco “El camino más largo”. Un recital con lugar para la emoción al momento de dedicarle un tema a Alejandro Sokol, ex líder de las pelotas y fallecido en enero pasado. Al final del show subieron sus compatriotas de “La vela puerca” a tocar “No era cierto”. Un final caliente y fervoroso que hacía saltar hasta al más empapado por la lluvia que por un instante dió respiro. Este final, abrió camino a la presentación de La vela, quienes por más de una hora deleitaron a los oyentes con clásicos como “Zafar”, “El viejo”, “De atar” y “Mi semilla”, entre otros. También hicieron subir a algunos miembros de No te va gustar a modo de devolución de gentileza: Marcel Curuchet (teclados) y Denis Ramos (Trombón).
El tiempo cronológico entre el fin del recital de La Vela y el comienzo del siguiente show parecía no tener fin, alrededor de 45 minutos duraron los exhaustivos preparativos para que la siguiente banda se presentara en el escenario. La lluvia que pareció detenerse no daba tregua y entre la garúa y la oscuridad ya asentada, le tocó el turno a la legendaria Deep Purple. Abrió su show con la voz dañada de su cantante, Ian Gillian interpretando “Highway stars”. Un show pretensioso y de calidad musical, que tuvo que pasar por un intervalo por desperfectos, con una poco lucida presencia de su vocalista, que se intentó disimular o tapar con los maravillosos y afinados solos de su tecladista Don Airey y el guitarrista Steve Morse. Así pasó, con altibajos, Deep Purple por el Cosquín.
Luego de Purple la lluvia feroz se desató. Eso no acobardó a la banda más influyente del heavy nacional: Almafuerte, con su líder, Ricardo Iorio más tranquilo y amigable que de costumbre: Se lo escuchó saludar afectuosamente "al loco de Catupecu y su hermanito", “al loco Daffunchio”, entre otros. Sonaron "El visitante", "Toro y pampa", "Yo traigo la semilla", "Convide rutero" y el final con "A vos amigo". Un show corto, con algunas ausencias de clásicos en su lista de temas, que dejó a los fanáticos con ganas de más.
Cerca de las 2 de la madrugada y con una intensa lluvia, el Cosquín en su segunda fecha había terminado. Comenzaba de nuevo la procesión de la muchedumbre que entre el barro, la oscuridad y la lluvia buscaba refugio en algún puesto sobreviviente al temporal.
Un festival a puro rock y pura lluvia que cumplió con su buen augurio.