lunes, 27 de julio de 2009

AVELLANEDA: COMPROMISO GREMIAL


DE IZQUIERDA A DERECHA: JORGE FERRARESI; ALEJANDRA RICART (SECRETARIA GENERAL DE ATMA)Y "CACHO" ALVAREZ.

Alejandra Ricart, Secretaria General de la Asociación de Trabajadores Municipales de Avellaneda (ATMA), en entrevista exclusiva habla de las elecciones de junio, del kirchnerismo, de la CGT y de su gestión como gremialista.”… Acompañé cuando tuve que acompañar, puse la cara cuando había que ponerla. Siempre luchando para dignificar el trabajo de nuestros afiliados. Nunca busqué el beneficio personal, siempre luché por los trabajadores. Me atreví en el 2005 a ser la oposición del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda”, enfatizó Ricart.


-¿Cuál es su balance respecto al resultado electoral de junio?-
Con respecto al resultado electoral de junio hago distinciones en cuanto a lo distrital, nacional y provincial. En lo distrital, políticamente, participé de la lista como candidata a Diputada provincial y hemos ganado en los tres órdenes –para concejales, diputados nacionales y provinciales- en lo que se refiere al PJ. De hecho, creo que el premio por hacer una buena elección es que el Intendente, “Cacho” Álvarez vaya a trabajar al Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. En lo provincial y en lo nacional, en general, se dio un cimbronazo que muchas veces en la política sirve para tomar conciencia de que no se hacen las cosas bien, más allá de que uno crea que las está haciendo bien. Esto no quita que se han generado muchas cosas positivas y trascendentes para el distrito. Como por ejemplo, con ayuda del gobierno nacional y provincial se hicieron obras que estuvieron postergadas por mucho tiempo en Avellaneda. Pero, a pesar de esto, la gente cuando vota, vota desde su malestar con respecto a algunas cuestiones como ser el problema de la inseguridad que no tiene solución mágica.
-¿Cree que hubo voto bronca a nivel nacional y provincial?-
Sí, yo creo que sí hubo voto bronca, los porcentajes lo indican a nivel nacional y provincial. Creo que es necesario cambiar algunos estilos, como hombres y como mujeres. Creo que este voto bronca es el cimbronazo que algunas veces es necesario para cambiar algunas cosas. Además, esto nos demuestra que no se puede subestimar al vecino, a las amas de casa y mucho menos a la juventud que tanto analiza y mide lo político.
-Se habló de traición por parte de los Intendentes del Conurbano a Néstor Kirchner ¿Qué opina sobre ésta posibilidad?-
Creo que pudo haber pasado. Sé que en algunos distritos se hicieron éstas cosas. Creo que el hecho de apretar a los Intendentes para ser concejales fue una estrategia de mal gusto por parte de Néstor Kirchner y quizás eso le costó algún tipo de traición. En nuestro distrito, el Intendente tuvo una elección muy prolija.
-¿Cree que el Kirchnerismo está agotado?-
No sé si el Kirchnerismo está agotado, porque el estado de cosas puede cambiar, o no. Veremos como sigue todo de acá al 2011. Creo que va a ser muy complicado y difícil, y me parece bárbaro que así sea, porque se plantea un mapa político de disertación, diálogo y consenso que enriquecen a la política. Si se llega o no al 2011 tiene que ver con el grado de inteligencia y de autocrítica del Gobierno nacional y esto se está empezando a ver con la convocatoria de la Presidenta al diálogo con la oposición.
-¿Kirchnerismo o Peronismo?-
A veces decir Kirchnerismo suena a querer decir Peronismo… me quedo con decir Frente Para la Victoria, aunque tampoco me convence. Voy a hablar muy personalmente porque no quiero que lo que yo piense como peronista salpique a nadie. El voto castigo me hizo evaluar el Peronismo y el Kirchnerismo. Tengo una visión que resalta diferencias entre uno y otro. El Kirchnerismo no es peronista porque no cubre ni siquiera el 90 porciento del mandato peronista. Yo vengo de una familia peronista, verdaderamente peronista y soy militante peronista. Creo que hacer peronismo en la Argentina es hacer lo que Perón y Evita hicieron, sin plantear cuestiones personales ni matrimoniales como lo hacen los Kirchner, donde todo está mezclado y el ex presidente, Néstor Kirchner, aún sigue pesando en las decisiones presidenciales.

-¿Qué balance o autocrítica hace de su gestión como Secretaria General de ATMA?-
Son cuatro años de experiencia y crecimiento. Creo que mi etapa como gremialista va a empezar el 6 de diciembre, cuando tengamos elecciones en el gremio, si no tenemos una lista opositora. En este tiempo hice la experiencia, el aprendizaje. Soy parte del Consejo directivo de la Federación de Trabajadores Municipales, cargo que se obtiene luego de tener tres o cuatro mandatos como Secretaria General, cosa que me enorgullece. Además, he generado muchas cosas: acompañé cuando tuve que acompañar, puse la cara cuando había que ponerla. Siempre luchando para dignificar el trabajo de nuestros afiliados. Nunca busqué el beneficio personal, siempre luché por los trabajadores. Me atreví en el 2005 a ser la oposición del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda, el otro gremio, que dirige Rubén García.
-¿Cómo es ser el gremio opositor?-
Fue difícil al principio luchar contra una estructura fija. Nos costó amenazas. Pero ya quedó en el pasado. A mí, personalmente, las adversidades no me achican, yo voy hasta el fondo de las cosas, hasta el final, cuando juego, juego. No me gusta quedar a mitad de camino y por eso seguimos luchando. Empezamos convencidos de que las cosas se podían hacer de otra manera y mejorar de una vez por todas las condiciones de trabajo y salario de los empleados municipales. Algunos pensaron que nunca nos íbamos a animar a hacer esto. En el 2004 éramos solamente tres miembros que formábamos una agrupación de municipales. En el 2005 éramos 15 y armamos el gremio. Hoy tenemos 1200 afiliados. Todo empezó cuando la gestión de Laborde echó a 230 compañeros y nosotros nos pusimos firmes para defender a estos trabajadores.
-¿El Intendente acompaña con su gestión las necesidades del gremio que usted maneja?-
Sí, totalmente. Siempre se mostró abierto al diálogo y al consenso y no hubo problemas cuando le planteamos aumento salarial o mejoras para los empleados municipales. Gracias a un convenio firmado con el municipio de Avellaneda, nuestro gremio recibió 15 viviendas, de 45 en total que se repartieron entre tres sindicatos: el de Comercio, el de Barraqueros y el nuestro, de Municipales. Además, nosotros acompañamos la gestión de “Cacho” Álvarez, nunca le hicimos paro.

-¿Cómo se asignaron las 15 viviendas obtenidas?-
A éstas las sorteamos entre los afiliados ante escribano público para que todo sea transparente y no queden dudas. Se van a hacer en Dock Sud y el tiempo de demora de la obra es de seis a siete meses.
-Se va el Intendente al Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia ¿afecta en algo al municipio y al gremio?-
Se produjo toda una revolución cuando anunció su decisión de irse a trabajar al Ministerio de Desarrollo Social. Es difícil después de tantos años de trabajar juntos acostumbrarnos a que ya no esté. Pero a pesar de esto, el Ingeniero, Jorge Ferraresi, que va asumir en su lugar como Intendente, es un hombre de “Cacho” Álvarez y está muy involucrado en el crecimiento de Avellaneda. No digo que tenga el mismo estilo, pero políticamente no creo que genere algún tipo de trastorno al funcionamiento municipal o gremial. Jorge Ferraresi es un hombre de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos que tiene toda la capacidad y va a contar con todo nuestro apoyo para hacer una excelente gestión.
-Con respecto al conflicto de la CGT… ¿Qué opinión le merece?-
Con todo el respeto que merecen los distintos sectores involucrados, creo que es hora de que se dejen de hacer payasadas porque si no vamos a terminar mal. Moyano tiene manejos que a mí no me gustan. Me parece que tiene que tomar una postura que contemple el consenso y que por eso pidió disculpas. Me parece que el conflicto se da por poder, para medir quien tiene más poder y qué alianzas se pueden trabar. Todo pasa por lo político, porque lo gremial y lo político difícilmente pueden separarse. Después de tanto revuelo, vuelven a terminar todos juntos. Es inevitable. Es una lucha de poder en la que nosotros, los dirigentes más chicos, no entramos.